Marisa Tomei, actriz de simpática
nariz respingona es casi más conocida
por haber protagonizado una de las grandes anécdotas de la entrega de los
premios Oscar de la Academia que por una carrera profesional ciertamente
renqueante. Fue a raíz de ganar el Oscar a Mejor Actriz Secundaria por Mi primo
Vinny (1992) contra todo pronóstico, lo que hizo pensar que el bueno de Jack
Palance (responsable de entregar el galardón) había dicho lo que le había dado
la gana en lugar de leer el nombre de la tarjeta. Finalmente ha quedado probado
que fue justa triunfadora, lo que posibilitó que esta actriz participara en un
puñado de interesantes títulos a lo largo de la década de los noventa para
prácticamente desaparecer del panorama fílmico. Fue rescatada gracias a la
cinta de Darren Aranofsky El luchador (2008) demostrando nuevamente su valía
como intérprete e iniciando una nueva etapa en su carrera profesional.
Pero tenemos que retrotraernos
hasta 1984, año en el que haría su primera aparición en el cine en un papel
meramente testimonial (ni siquiera llegó a estar acreditada en los títulos de
crédito finales). Se trataba de El vengador tóxico, la piedra angular de la
productora Troma, especializada en cintas de serie Z caracterizadas por un
humor burdo, soez y escatológico, la profusión de desnudos femeninos o el abuso
de efectos gore que cimentaban el estilo cutre y con tendencia al exceso de
esta productora. Ciertamente la actriz apenas ocupa unos segundos en pantalla
protagonizando un plano central en el que la vemos chillar ante la aparición
del héroe de la película, un ser deforme vestido con un tutu rosa y que porta
una fregona al igual que si del martillo de Thor se tratará. Quien le diría en
ese momento que apenas ocho años después estaría recogiendo una estatuilla
dorada de manos del genial Jack Palance.
EL VENGADOR TOXICO (1984) |
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