Perdita
Durango está plagada de escenas de sexo a lo largo de sus dos horas de
duración, cimentadas en la mayoría de los casos en la pareja que conforman
Romeo y Perdita. Alex De La Iglesia manifestaba al promocionar la película que
su principal objetivo a la hora de abordar estas escenas era la de ofrecer un
sexo real, descarnado y salvaje, lejos de la estética preciosista de otros
títulos y que reflejara el carácter violento y la relación enfermiza de esta
pareja. La escena escogida a este propósito es muy relevante, ya que muestra a
los dos protagonista dándose una paliza brutal, aunque es mucho mayor la tunda
que recibe el personaje de Javier Bardem, antes de caer rendidos en una
vorágine carnal desesperada, casi a sabiendas que el tiempo que les queda es
muy poco. La forma en que De La Iglesia cierra la secuencia con la cámara
elevándose para mostrar un avión volando prácticamente a ras de suelo es uno de
los notables aciertos visuales de la película.
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